De manera “popular” a este ciervo se le ha dado el nombre de “cervatillo vampiro”. Que suena mucho más atractivo que ciervo almizclero de Kashmir (Moschus cupreus), que sería su nombre común oficial, por decirlo de alguna manera.
Y la explicación científica de sus colmillos también resulta poco poética. Es, básicamente, una variante de los cuernos que presentan el resto de sus primos. Se utilizan durante la época de cría para determinar la importancia. Es decir, una característica para la selección sexual.
Lo que sí resulta interesante es su estado de conservación. Se trata de una especie muy amenazada por varios motivos, muchos comunes a otras especies. Empezando por un factor demasiado habitual, por desgracia: la desaparición de su hábitat.
Claro, que con el “ciervo vampiro” la cosa es más complicada de lo normal. Porque el hecho de vivir en Afganistán, una de las zonas más convulsas del planeta desde hace tiempo, complica aún más las cosas. Contribuye a la desaparición de su hogar, y también dificulta enormemente su protección y estudio.
Pero este ni siquiera es el factor principal. La caza furtiva es lo que más amenaza a este animal de aspecto tan particular. Sus glándulas odoríferas, que segregan un fluido viscoso plagado de feromonas, se utiliza en esta región del planeta en la medicina tradicional. De hecho, en el artículo dan un dato sorprendente: el kilo de glándula puede llegar a los 45.000 dólares, unos 36.000 euros.
Sumando todos estos factores, y el hecho de que hacía cincuenta años que nadie veía a este animal, todos los especialistas daban por hecho que se había extinguido. Y sin embargo, en 2010 se pudieron detectar al menos cinco avistamientos. Y desde entonces...
Desde entonces, y debido de nuevo a la complicada situación de la región, ninguna organización conservacionista ha podido volver a la zona a realizar estudios de campo. Sin embargo, los especialistas siguen en contacto con la población local, que ha podido confirmar que siguen allí.
Esperemos que, en no mucho tiempo, los científicos (y no sólo ellos) puedan volver a la región para ayudar a proteger a esta especie, y a todas las que conforman el patrimonio natural de su país.
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