Philae "Died with their boots on"

domingo, 16 de noviembre de 2014
El pasado miércoles, aterrizó el módulo Philae sobre el cometa 67P, aunque no fue un camino de rosas. Los propulsores, y especialmente los arpones de sujeción habían fallado, con consecuencias aún desconocidas. Tres días después, sabemos que en realidad Philae no aterrizó una sola vez, sino tres, y que lamentablemente el lugar final al que fue a parar (entre sombras de un relieve escarpado) le priva de las horas de sol necesarias para que sus paneles carguen cada día la batería secundaria que debía energizar todos sus instrumentos. Su batería primaria, programada para durar sólo 60 horas se ha agotado, y el módulo ha entrado en hibernación. Antes de eso, Philae dio lo mejor de si mismo, realizó sus experimentos y entregó los resultados a Rosetta.
El fallo en los arpones finalmente ha resultado ser mucho más serio de lo esperado. Efectivamente Philae aterrizó en el lugar correcto, pero al no fijarse al suelo y a causa de la débil gravedad ejercida por el cometa 67/P, el módulo se elevó de nuevo un kilómetro sobre la superficie iniciando una parábola. Cuando tocó el suelo por segunda vez se había movido casi un kilómetro con respecto del punto inicial. Tras eso siguió un segundo rebote menor que dio con el módulo en un lugar de relieve escarpado cuyas paredes le privan (de momento) de las horas de luz necesarias para cargar su batería.
Sin duda muy malas noticias que hacen muy difícil que volvamos a recibir comunicación desde Philae. Sin embargo los científicos no tiran la toalla por completo, ya que esperan que a medida que el cometa se acerque más al sol, la situación cambie y los paneles puedan recolectar la energía necesaria para despertar al durmiente. Tal vez las tornas cambien para agosto de 2015, aunque no debemos engañarnos, las probabilidades son muy bajas.
Cuando ayer quedó patente el grave problema al que se enfrentaban los técnicos de la ESA y de la agencia espacial alemana (DLR), se hizo lo imposible por mejorar la situación de Philae. Así, se enviaron instrucciones para elevar la sonda unos centímetros, y se intentó la rotación unos grados para intentar encarar mejor al sol con sus paneles. Ambas cosas se consiguieron, Philae se elevó 4 centímetros y rotó 35º, pero no fue suficiente.
A medida que las gráficas de la batería primaria comenzaban a indicar la proximidad del fin, los investigadores se la jugaron a la desesperada y enviaron instrucciones a la sonda para que iniciase todos los experimentos científicos de la así llamada "misión primaria". La pregunta que todo el mundo se hacía era ¿duraría la batería primaria lo bastante como para que Philae recopilase los resultados científicos y los transmitiera a Rosetta?

La tarde de ayer fue un calvario a la espera de respuestas. La ventana de comunicación se recuperó a las 23:19 horas, y se mantuvo hasta las 01:36 horas de esta madrugada. Durante ese tiempo el módulo transmitió todos sus datos de posición, así como datos científicos de algunos de sus instrumentos clave.
La historia tiene final feliz. Contra todos los pronósticos, Philae fue capaz de cumplir su misión antes de entrar en hibernación, por lo que los técnicos de la ESA y de la DLR viven en estos momentos un ambiente de júbilo. Incluso el instrumento estrella SD2 pudo desplegarse con éxito, taladrar la superficie del cometa e introducir las muestras en el espectrómetro y cromatógrafo. Esto nos permitirá medir la composición de los materiales de la superficie del cometa.
Aún es pronto para saber las sorpresas científicas que nos deparará el estudio de los datos milagrosamente obtenidos por Philae. Mientras tanto merece la pena recordar que la orbitadora Rosetta sigue su misión sin contratiempos, y que acompañará al cometa 67/P en su recorrido por el sistema solar.

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