El misterio del Hospital del Tórax

jueves, 8 de diciembre de 2016
La historia de hoy nos lleva a las afueras de Terrasa (Barcelona) en un antiguo hospital que albergó a pacientes con enfermedades respiratorias graves entre 1952 y 1997 conocido como Hospital del Tórax

En los años 50 el Ministerio de Sanidad de España decidió construir un hospital para reclutar a los enfermos de cáncer de pulmónfibrosis o tuberculosis que había en Cataluña. La ciudad elegida fue Terrassa por el bosque cercano que podría beneficiar a los enfermos con su aire fresco, el hospital fue inaugurado en 1952 con una capacidad para unos 1500 pacientes.

Era el hos­pi­tal con el ín­dice de sui­ci­dios más alto de la época. Los pa­cien­tes eran abando­na­dos por sus fa­mi­li­a­res, ai­s­la­dos del ex­te­rior y sólo podían contactar por cabinas telefónicas. Los pacientes eran sometidos a unos tra­ta­mien­tos muy fuer­tes (dro­gas, se­dan­tes, etc.) y el gran nú­mero de muer­tes, pro­vo­caba que la ma­yoría cay­era en de­pre­sión in­du­cién­do­les al sui­ci­dio. Un enfermo permanecía en promedio un año recluido antes de morir o suicidarse.
Se dice que los enfermos se arrojaban desde la novena planta hacia el jardín. La lenta y dolorosa muerte de los enfermos hacía que sintieran una psicosis que atormentaba sus mentes, además muchos también se suicidaban al saber que sus propios familiares querían deshacerse de ellos.
El edificio estaba compuesto por 1500 habitaciones divididas entre la clase obrera y la burguesía. También había una capilla que según las leyendas, era una zona de rituales satánicos. En la ca­pilla se encontraron res­tos de un pen­ta­grama rojo in­ver­tido, aun­que na­die ha po­dido de­sen­trañar el mis­te­rio.
Entre las oscuras leyendas encontramos la gran cantidad de actividad paranormal en el hospital: se escuchaban ruidos, voces o gritos entre los solitarios pasillos y habitaciones, especialmente en las plantas 4, 5 y 9 y en el jardín. Sin embargo, nunca se pudo comprobar y los aparatos para medir la actividad paranormal no funcionaban en algunos lugares.
En el cen­tro aun se en­cu­en­tran lo que en su dia fu­eron los res­tos de di­ver­sos apa­ra­tos médi­cos, restos hu­ma­nos: ór­ga­nos y fe­tos con­ser­va­dos en for­mol, recluidos en una ha­bi­ta­ción mis­te­ri­osa, pero la ver­dad es que se des­co­nocen su fin; ¿in­ves­ti­ga­ban qui­zás la cura para la tu­ber­cu­lo­sis?, pu­ede que fu­e­ran lle­va­dos allí desde otro cen­tro, de­bido a que en el Hospital del Tórax no ex­is­tian qui­ró­fa­nos.
Se encuentran ha­bi­ta­ci­o­nes que en su dia pa­re­cieron in­ú­ti­les, im­preg­nadas de diversas man­chas que nos llevan a imaginar una sala de tor­tu­ras, con marcas ro­ji­zas por las pa­re­des..
La su­ge­s­tión de los pa­cien­tes, uni­dos al efecto de los fu­er­tes se­dan­tes y an­ti­de­pre­si­vos les lle­vaba a ima­gi­nar todo tipo de his­to­rias ma­ca­bras, como la co­no­cida en­fer­mera de la muerte, la cuál llevaba una jeringuilla en la mano derechasiem­pre se en­con­traba predis­pu­e­sta a lle­varse al otro mundo a aquel­los pa­cien­tes que se as­fix­i­a­ban por la noche. Según cu­en­tan unos, la en­fer­mera de la muerte lle­vaba la paz a aquel­los pa­cien­tes que ya se en­con­tra­ban de­sa­hu­ci­a­dos. Otros, ater­ra­dos, afir­man que se lle­vaba a aquel­los que go­za­ban de bu­ena sa­lud.
Otra de esas his­to­rias cu­enta, que porel bosque cercano, pa­sea una fi­gura, casi espectral; que re­cu­erda a un pa­ciente, que acar­rea consigo un res­pi­ra­dor, y ar­ra­stra len­ta­mente el in­stru­men­tal mé­dico a tra­vés de uno de los senderos.

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