Han pasado ya algo más de diez años desde que la Sonda Cassini alcanzó la órbita de Saturno y comenzó a enviarnos imágenes y datos del gran planeta anillado y de sus bellos satélites.
A estas alturas se han terminado las palabras para describir y alabar el gran trabajo que esta pequeña nave ha realizado, y continúa realizando día a día, desde los fríos alrededores del gigante gaseoso. Cassini es como esos atletas que baten records de velocidad o de altura y cuando crees que ya no pueden sorprenderte más porque siempre ganan, vuelven a dejarte con la boca abierta tras superar una nueva marca.
Este ha sido nuevamente el caso de unas imágenes de Titán publicadas hace un tiempo por el equipo del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de la NASA y que esta semana ha vuelto con fuerza a los medios especializados.
“Mares soleados en Titán” titulan esta espectacular imagen aunque tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo demasiado pronto y comenzar a organizar el turismo de veraneo en este satélite de Saturno puesto que como ya sabemos desde hace tiempo, esos mares están compuestos de hidrocarburos y la temperatura en la superficie se sitúa muy por debajo de -150 ºC… nada que ver con un idílico fin de semana a orillas de la playa.
La agencia espacial estadounidense explicó que los mares de Titán reflejan la luz solar como si fueran un espejo. En ese satélite hay 35 mares y lagos.
Sin embargo la foto en sí es muy interesante puesto que es la primera vez que se capta el reflejo del Sol en los mares de Titán, concretamente en el mitológico mar de Kraken.
La captura de Cassini se ha realizado en infrarrojos y muestra además densas nubes de metano que se extienden por todo el polo norte del satélite y que serán las responsables de dejar precipitaciones en algunas zonas de los trópicos.
La meteorología de Titán es extraña y fascinante. Nubes y vientos moldean su orografía y las lluvias de metano son impredecibles: en algunas zonas crean vastos lagos y mares y en otras zonas del satélite apenas cae una gota en siglos.
Sin embargo, allí abajo, entre los mares y ríos de hidrocarburos, y oculto bajo su densa atmósfera de nitrógeno, los rayos del sol llegan a la superficie (tal y como muestra la imagen de Cassini) haciendo las delicias de cualquier astrobiólogo que busque una posibilidad de vida fuera de la Tierra.
Una hidrografía de metano, química prebiótica en un caldo de cultivo similar al de nuestro propio planeta hace 3.500 millones de años, agua en forma de hielo en su superficie y ahora, el Sol bañando ese sopa primigenia.
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