30 años de la catástrofe de Chernobyl

domingo, 24 de abril de 2016
El accidente nuclear de Chernobyl (1986) es, con diferencia, el accidente nuclear más grave de la historia de la energía nuclear. Fue clasificado como nivel 7 (accidente nuclear grave) de la escala INES, el valor más alto. Aunque es el mismo nivel en el que se clasificó el accidente nuclear de Fukushima, las consecuencias del accidente de Chernobyl fueron todavía mucho peores.
La central nuclear de Chernobyl se encuentra junto a la ciudad de Prypyat, a 16km de la ciudad de Chernobyl. En el momento del accidente la central nuclear Chernobyl disponía de 4 reactores en funcionamiento y dos más estaban en construcción.

En el 9 de septiembre de 1982, tuvo lugar una fusión parcial de la base en el reactor nº 1 de la planta. Aunque debido al secretismo de la Unión soviética, no se informó a la comunidad internacional hasta 1985. Se reparó y continuó funcionando.
El accidente grave se produjo en 1986, cuando explotó el reactor número 4. Posteriormente, a pesar de la gravedad del accidente y debido a las necesidades energéticas los reactores 1, 2 y 3 siguieron en marcha.
El reactor nuclear 2 de Chernobyl se cerró en 1991, el reactor 1 en 1996 y el reactor 3 dejó de funcionar en 2000.
El accidente nuclear de Chernobyl (Ucrania) se produce durante la noche del 25 al 26 de abril de 1986 en el cuarto reactor de la planta nuclear. Se trataba de un reactor nuclear que pertenece al tipo que los soviéticos llaman RMBK-1000, refrigerado por agua y moderado por grafito.

Origen del accidente nuclear: la realización de una prueba

El motivo que desencadenó el accidente nuclear de Chernobyl fue la realización de una prueba programada para el día 25 de abril bajo la dirección de las oficinas centrales de Moscú.
Esta prueba tenía la intención de aumentar la seguridad del reactor. Se trataba de averiguar durante cuánto tiempo la turbina de vapor continuaría generando energía eléctrica una vez cortada la afluencia de vapor.
En caso de avería, las bombas refrigerantes de emergencia requerían de un mínimo de potencia para ponerse en marcha (hasta que se arrancaran los generadores diésel) y los técnicos de la planta desconocían si, una vez cortada la afluencia de vapor, la inercia de la turbina podía mantener las bombas funcionando.
La prueba debía realizarse sin detener la reacción en cadena en el reactor nuclear para evitar un fenómeno conocido como envenenamiento por xenón. Entre los productos de fisión que se producen dentro del reactor, se encuentra el xenón135, un gas muy absorbente de neutrones (los neutrones son necesarios para mantener las reacciones de fisión nuclear en cadena). Mientras está en funcionamiento de modo normal, se producen tantos neutrones que la absorción es mínima, pero cuando la potencia es muy baja o el reactor se detiene, la cantidad de 135Xe aumenta e impide la reacción en cadena por unos días. El reactor se puede reiniciar cuando se desintegra el 135Xe.

Inicio de la prueba

A la una de la madrugada del día 25 de abril, los ingenieros iniciaron la entrada de las barras de control en el núcleo del reactor nuclear con el objetivo de reducir su potencia.
Hacia las 23 horas se habían ajustado los monitores a los niveles más bajos de potencia. Pero el operario se olvidó de reprogramar el ordenador para que se mantuviera la potencia entre 700 MW y 1.000 MW térmicos. Por este motivo, la potencia descendió al nivel de 30 MW.
Con un nivel tan bajo, los sistemas automáticos pueden detener el reactor debido a su peligrosidad y por esta razón los operadores desconectaron el sistema de regulación de la potencia, el sistema de emergencia refrigerante del núcleo y otros sistemas de protección cuando el sistema ya estaba a punto de apagar el reactor nuclear.
Con 30 MW comienza el envenenamiento por xenón. Al darse cuenta se extrajeron las barras de control con el fin de evitarlo aumentado la potencia del reactor nuclear. Los operarios retiraron manualmente demasiadas barras de control. El núcleo del reactor disponía de 170 barras de control. Las reglas de seguridad exigían que hubiera siempre un mínimo de 30 barras bajadas y en esta ocasión dejaron solamente 8.
Dado que los sistemas de seguridad de la planta quedaron inutilizados y se habían extraído casi todas las barras de control, el reactor de la central quedó en condiciones de operación inestable y extremadamente insegura. En ese momento, tuvo lugar un brusco incremento de potencia que los operarios no detectaron a tiempo.
Cuando quisieron bajar de nuevo las barras de control usando el botón de SCRAM de emergencia, estas no respondieron debido a que posiblemente ya estaban deformadas por el calor y las desconectaron para permitirles caer por gravedad.

Finalmente, el combustible nuclear se desintegró y salió de las vainas, entrando en contacto con el agua empleada para refrigerar el núcleo del reactor. A la una y 23 minutos, se produjo una gran explosión, y unos segundos más tarde, una segunda explosión hizo volar por los aires la losa del reactor y las paredes de hormigón de la sala del reactor, lanzando fragmentos de grafito y combustible nuclear fuera de la central, ascendiendo el polvo radiactivo por la atmósfera.
Se estima que la cantidad de material radiactivo liberado fue 200 veces superior al de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki al final de la Segunda Guerra Mundial.
Aunque el accidente tuvo lugar por un claro error humano, hay que tener en cuenta los factores sociales y políticos de la Unión Soviética en aquel momento. La falta de una estructura social democrática implicaba una ausencia de control de la sociedad sobre la operación de las centrales nucleares y de una “cultura de seguridad”. Posiblemente, el temor de los operarios a no cumplir las instrucciones recibidas desde Moscú, les llevó a desmontar los sistemas de seguridad esenciales para el control del reactor.

Consecuencias del accidente nuclear de Chernobyl

El accidente nuclear dio lugar a un posterior incendio, que no se consiguió apagar hasta el 9 de mayo. Este incendio aumentó los efectos de dispersión de los productos radiactivos, y la energía térmica acumulada por el grafito todavía dio mayor magnitud al propio incendio y a la dispersión atmosférica.
De los productos radiactivos liberados eran especialmente peligrosos el yodo-131 (cuyo período de semidesintegración es de 8,04 días) y el cesio-137 (con un período de semidesintegración de unos 30 años), de los cuales, aproximadamente la mitad, salieron de la cantidad contenida en el reactor nuclear. Además, se estimó que todo el gas xenón fue expulsado al exterior del reactor. Estos productos se depositaron de forma desigual, dependiendo de su volatilidad y de las lluvias durante esos días.
Los más pesados se encontraron en un radio de 110 km, y los más volátiles alcanzaron grandes distancias. Así, además del impacto inmediato en Ucrania y Bielorrusia, la contaminación radiactiva alcanzó zonas de la parte europea de la antigua Unión Soviética, y de Estados Unidos y Japón.
Las consecuencias inmediatas del accidente sobre la salud de las personas fueron las siguientes:
  • 237 personas mostraron síntomas del Síndrome de Irradiación Aguda (SIA), confirmándose el diagnóstico en 134 casos. 31 personas fallecieron durante el accidente, de las cuales, 28 (bomberos y operarios) fueron víctimas de la elevada dosis de radioactividad, y 3 por otras causas. Después de esta fase aguda, 14 personas más fallecieron en los diez años posteriores al accidente.
  • Entre 600.000 y 800.000 personas (trabajadores especializados, voluntarios,
    bomberos, militares y otros) llamadas liquidadores, encargadas de las tareas de control y limpieza, fallecidas en distintos períodos.
  • 16.000 habitantes de la zona fueron evacuados varios días después del accidente, como medida de protección frente a los altos niveles de radioactividad, estableciéndose una zona de exclusión en los territorios más contaminados, en un radio de 30 km alrededor de la instalación.
  • 565 casos de cáncer de tiroides en niños fundamentalmente (de edades comprendidas entre 0 y 14 años) y en algunos adultos, que vivían en las zonas más contaminadas (208 en Ucrania, 333 en Bielorrusia y 24 en la Federación Rusa), de los cuales, 10 casos han resultado mortales debido a la radiación.
  • Otros tipos de cáncer, en particular leucemia, no han registrado desviaciones estadísticamente significativas respecto a la incidencia esperada en condiciones normales.

    Situación actual y perspectivas de futuro de Chernobyl

    Durante los siete meses siguientes al accidente, los restos del reactor nuclear 4 accidentado fueron enterrados por los liquidadores, mediante la construcción de un “sarcófago” de 300.000 toneladas de hormigón y estructuras metálicas de plomo para evitar la dispersión de los productos de la fisión nuclear. En principio, este sarcófago fue una solución provisional y debía estar bajo estricto control dada su inestabilidad a largo plazo, ya que podía producirse un hundimiento.
    La recuperación de la zona del accidente y de los productos de limpieza ha dado lugar a una gran cantidad de residuos radiactivos y equipos contaminados, almacenados en cerca de 800 sitios distintos dentro y fuera de la zona de exclusión de 30 km alrededor del reactor nuclear 4 de Chernobyl.
    Estos residuos nucleares se encuentran parcialmente almacenados en contenedores o enterrados en trincheras, pudiendo provocar riesgo de contaminación de las aguas subterráneas.
    Se ha evaluado que el sarcófago y la proliferación de los sitios de almacenamiento de residuos representan una fuente de radioactividad peligrosa en las áreas cercanas, y algunos expertos de la NEA temían que el hundimiento del reactor accidentado ocasionara graves daños en el único reactor en funcionamiento hasta el 15 de diciembre de 2000, el reactor 3.

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