Durante la última semana las webs y revistas especializadas nos han bombardeado con la noticia de la vuelta triunfal del brontosaurio, y es que todo lo que tenga que ver con los dinosaurios parece tener un interés innato en los aficionados a la ciencia.
Sin embargo, en la paleontología no todo son dinosaurios. La fascinación que estos gigantes despierta en el lector ha hecho que olvidemos otro tipo de fósiles que pertenecen a criaturas tan impresionantes como ellos. Por eso, durante estos días de “vorágine informativa brontosauria”, me he encontrado con una genial lista en “All that is interesting” recopilando otro tipo de fauna tan interesante (o más) que los propios dinosaurios.
La gran extinción del Pérmico dejó el camino abierto para la aparición de los dinosaurios. Sin embargo, antes de que ellos reinaran sobre la faz de la Tierra existió un depredador formidable de más de cuatro metros de longitud y con unos colmillos que rivalizaban con los de cualquier gran felino actual, el Gorgonops. Se ha formulado la hipótesis de que los sinápsidos de éste período eran endotérmicos, pero aún no se ha podido corroborar este hecho. Se piensa que la práctica totalidad de los gorgonópsidos, la mayoría nativos de la región que hoy corresponde a Siberia, desaparecieron en la extinción masiva del Pérmico-Triásico.
Es probable que lo reconozcáis como el protagonistas de numerosas películas de ciencia ficción de serie b y aún así, este gigantesco pariente del tiburón existió realmente hasta hace bien poco ya que los restos más recientes descubiertos datan de hace solo 2.6 millones de años. El megalodon es considerado como uno de los mayores y más poderosos depredadores en la historia de los vertebrados. Los estudios sugieren que el megalodon lucía en vida como una versión corpulenta del gran tiburón blanco actual, llegando a alcanzar los 18 metros de longitud total máxima.
Es un descubrimiento de hace tan solo unos días. El diario argentino Clarín anunciaba el hallazgo de los restos de una “ave del terror” en Mar de Plata. Por supuesto “ave del terror” es el nombre que se le da popularmente al clado (cada una de las ramas del árbol filogenético propuesto para agrupar a los seres vivos) de las Phorusrhacidae, unas fenomenales aves no voladoras que aún existían hace 2 millones de años.
El espécimen encontrado en Argentina es uno de los más interesantes puesto que conserva el 90% de sus huesos. Existían diferentes especies pero las más espectaculares, como este Llallawavis scagliai superaban los tres metros de alto… Si a eso le sumamos que eran carnívoras y que poseían un robusto pico en forma de gancho, nos encontramos ante algo casi fantástico.
La imagen corresponde al imponente Megaterio, uno de los animales más curiosos que hayan existido jamás porque es probable que muchos de vosotros no esperábais encontrar a un “perezoso” en esta lista de criaturas prehistóricas.
Pero así es, el Megaterio, un pariente de los actuales perezosos, no solo es el único mamífero que encontraréis en este artículo sino que es el más reciente ya que se extinguió hace solamente 8000 años.
El nombre es seguramente el más apropiado para esta alucinante especie de serpiente ya extinta. Con más de 13 metros de longitud y superando ampliamente los 1000 kilos, la Titanoboa cerrejonensis es la mayor serpiente que haya existido.
Otra criatura de película que reptó por las tierras de lo que ahora es Sudamérica tan solo unos pocos millones de años después de que se extinguieran los dinosaurios.
Se le ha dado el nombre de Titanoboa cerrejonensis por su tamaño y por la mina de carbón del Cerrejón, una de las minas a cielo abierto más grande del mundo, en el Departamento de La Guajira, Colombia. A través de un estudio comparado de sus vértebras, se estima que la serpiente medía 13 metros de longitud y tenía un peso aproximado de 1135 kg. En Cerrejón también fueron hallados esqueletos de tortugas gigantes (Cerrejonemys) y de cocodrilos (Cerrejonisuchus) que probablemente eran las presas favoritas de esta gran serpiente.
Y si la titanoboa era temible pensad ahora qué ocurriría si tomamos sus gigantescas proporciones y las trasladamos a un cocodrilo... El resultado sería otra bestia enorme aún más temible. Es el caso del Sarcosuchus, un reptil que vivió durante el Cretácico hace algo más de 100 millones de años.
Por aquel entonces, y con sus 12 metros de longitud y 8 toneladas de peso, el Sarcosuchus era el rey de un ambiente acuático que paradójicamente se ubicaba donde ahora está el desierto del Sahara.
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