¿Qué pasaría si Cataluña se independiza?

lunes, 14 de septiembre de 2015
El 11 de septiembre de hace ya 301 años, la ciudad de Barcelona caía en manos de                           las tropas borbónicas que llevaban sitiando la ciudad los últimos 14 meses durante                             la Guerra de Sucesión. De esta manera, la ciudad condal, símbolo de la resistencia                          
de los austracistas, pasaba a manos de la nueva monarquía que venía de Francia: los                   Borbones. Estos nuevos monarcas trajeron de sus tierras del norte el modelo de estado             centralista y derogaron las instituciones y leyes medievales del reino de Aragón, que                               incluía las actuales comunidades autónomas de Aragón, Valencia, Baleares y Cataluña.                          No así las de vascos y navarros, que fieles a la corona de castilla, lucharon con los                             Borbones y disfrutaron de sus fueros hasta el siglo XIX.


Volviendo a 2015, este día viene siendo, desde hace unos años, la disculpa perfecta                        para que partidos políticos nacionalistas arenguen a sus masas y les animen a salir a la                    calle para que Cataluña vuelva a ser lo que dicen que alguna vez fue: independiente. Pasando          por encima de la veracidad o no de una gloriosa Cataluña independiente del pasado, lo cierto             es que una independencia, venga por referéndum o unilateralmente, es inviable desde todos                    los puntos de vista.

Fuera de la Unión Europea y del Euro

Aunque ya lo han repetido muchas veces desde Bruselas, parece que no ha calado el                   hecho de que una Cataluña independiente es una Cataluña fuera de la Unión Europea y                   con nulas posibilidades de entrar en el club de los 28, ya que se encontraría siempre con el                      veto, como mínimo, de España y Reino Unido.

Además, quedaría fuera del euro y, de nacer una moneda nueva, ésta nacería con una         devaluación del 50%, según un estudio del Instituto de Estudios Económicos (IEE).
Sin moneda y sin reconocimiento internacional, es de suponer que las multinacionales                           dejarían de instalarse en Cataluña, y las que ya están, o las mismas empresas catalanas,           sufrirían importantes reveses que sólo el convencimiento de la ansiada libertad tras el                             yugo español las haría quedarse en esta nueva tierra independiente. Los empresarios           preocupados por su balance, sus inversores e inversiones y su financiación, en cambio,                 correrían a instalarse en otros países del entorno, como España o Francia, donde tendrían               acceso a todo el mercado europeo sin pagar aduanas y tendrían un fácil acceso a               financiación, por ejemplo.

¿Y las pensiones, la sanidad, y la educación?

Otra de las consecuencias inmediatas de esta hipotética independencia es que Cataluña             
dejaría de percibir los 3.800 millones de euros que recibió durante 2.014 para llenar las                           arcas de su seguridad social y poder hacer frente a las prestaciones por desempleo o a las                 pensiones que otras comunidades con superávit, como Baleares, Madrid o Canarias le           prestaron.
Y no hablemos de los 150.000 millones de euros de deuda pública que le corresponde                             pagar a la hacienda catalana, y menos aún del dinero que España lleva prestando al gobierno               de Mas a través del Fondo de Liquidez Autonómica (9.800 millones este último año).
Con estas cuentas, se me hace difícil pensar cómo pagarían una sanidad universal y                         una educación gratuita, eso sí, en catalán.

Seamos serios, por tanto, y dejemos de jugar con la vida de tantas personas. En un mundo             cada vez más globalizado, donde cada vez más los estados están dejando de ser actores en                 la esfera internacional para ceder el protagonismo a otros entes supranacionales como                        la Unión Europea o la OTAN, por mencionar dos casos de naturaleza distinta, nos encontramos           que en España o en Reino Unido, por ejemplo, hay políticos interesados en hacer carrera                     acabando con la unidad del país. Luego, de perpetrarse esa fractura y ante el inminente                         fracaso de su proyecto, harán lo que mejor saben hacer: echar la culpa a Madrid o a Londres,               porque si de algo se fundamenta el nacionalismo es de mentiras, de odio y de llantos.

Lo que mucha gente no sabe, es lo que perderían en caso de abandonar España y la UE:
  1. Fuera del mercado único europeo
    La salida de la Unión implicaría cerrarse las puertas de un mercado formado por 28 países, algunos de los más ricos del mundo, que suman una población de más de 500 millones de personas. Un varapalo muy difícil de superar, ya que en la actualidad Cataluña exporta a Europa mercancías por valor de 58.321,7 millones de euros (el 62% del total).
  2. Fuera de la Organización Mundial del Comercio
    Mientras dure este estatus -algo que podría «ser eterno» o, tardar, como mínimo, entre cinco y diez años- «se le aplicará en el comercio con cualquier país del mundo -incluida la Unión Europea- la protección arancelaria de mayor nivel existente, ya que deja de aplicarse la llamada "cláusula de la nación más favorecida"».
  3. Efecto frontera
    La nueva frontera implicaría una fuerte reducción de los flujos comerciales que, unida a los nuevos aranceles, provocaría una caída inmediata del Producto Interior Bruto catalán superior al 25%.
  4. Fuera de la Eurozona
    Como El Salvador, que en 2001 eligió sustituir el colón por el dólar norteamericano, podrían seguir usando el euro para tratar de estimular el crédito y la inversión pero sin el respaldo del Banco Central Europeo si necesitan liquidez y sin instrumentos de política monetaria.
  5. Se acaba la libre circulación de trabajadores
    Los catalanes, además de perder el derecho de libre circulación de trabajadores, también perderían un derecho asociado: los familiares de los trabajadores dejarían de poder residir y trabajar en el país con independencia de su nacionalidad y sus hijos perderían el derecho a ser admitidos en la enseñanza general y la formación profesional en las mismas condiciones que los hijos de los trabajadores nacionales de ese Estado.
  6. Pierden la garantía de los depósitos bancarios
    La pertenencia a la Unión Europea también sirve para garantizar los ahorros de los ciudadanos europeos. La normativa comunitaria garantiza los fondos de las cuentas bancarias hasta un importe de 100.000 euros, que en algunos países es incluso superior.
  7. Pérdida de los fondos y ayudas europeas al desarrollo
    Desde que España forma parte de la Unión Europea, Cataluña ha recibido más de 9.500 millones de euros de los fondos europeos, principalmente el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), el Fondo de Cohesión y el Fondo Social Europeo.
  8. Pérdida de la protección consular
    De declararse Cataluña independiente, además de tener que hacer frente a la creación de una red diplomática y consular propia con la enorme carga económica que ello supondría y las limitaciones a las que se vería sometida frente a la española -que está presente en cerca de 120 países-, el territorio además perdería otra gran ventaja que sí tienen los miembros de la Unión Europea: la protección consular, establecida por el artículo 20 del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea.
  9. Adiós al colchón de los rescates
    Abandonar el paraguas de la Unión Europea también implica quedarse sin la red de seguridad que supone el sistema de salvaguardas del euro.
  10. Sin protección financiera.
    Cataluña, que este año ha pedido 10.900 millones al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), (que se suman a los 9.800 del año pasado), es de lejos la comunidad autónoma que más se ha beneficiado de este mecanismo.
  11. Sin derecho a voto en las municipales de otros países
    Los catalanes afincados en ciertos países perderían el derecho de votar en las municipales y quedarían sujetos a la regulación que cada Estado fije para los extranjeros no comunitarios.
  12. Pérdida de derechos del viajero
    Desde las compensaciones para casos de denegación de embarque, cancelación del vuelo y retrasos de más de 3 horas, con compensaciones que van de los 250 euros a los 600 o la llegada al destino por medios «alternativos equiparables».
  13. Se acabaron los programas de formación e investigación
    En materia educativa y formativa, Erasmus es el programa europeo por excelencia. De hecho, según los últimos datos de la Consejería de Economía y Conocimiento de la Generalitat, 3.766 universitarios catalanes obtuvieron dicha beca en el curso 2013-14, un número que ascendió a los 4.032 el año anterior.
  14. Adiós a las ayudas a la financiación de las pymes
    Actualmente, la UE ofrece ayudas a las pequeñas y medianas empresas a través de subvenciones, préstamos y programas y servicios de apoyo empresarial. Un tejido empresarial sumamente importante para Cataluña, ya que las pymes suponen alrededor del 90% del total de empresas catalanas.
  15. Fin de las facilidades para comprar, extracción de dinero y apertura de cuentas bancarias
    Los catalanes, como cualquier otro ciudadano de la Unión Europea, tienen garantizados por la legislación comunitaria el pagar el mismo precio al comprar productos y contratar servicios que los residentes locales en cualquier país miembro, derecho que se perdería si el territorio se escinde.
  16. Pérdida de las instancias finales de protección
    La normativa europea contempla la posibilidad de que los ciudadanos de la Unión puedan plantear quejas, peticiones o preguntas al Parlamento Europeo, incluyendo posibles irregularidades o violaciones de derechos cometidas por Estados o instituciones públicas. Además, también existe la opción de presentar una queja ante el Defensor del Pueblo europeo relativa al mal funcionamiento de una institución o malas prácticas administrativas.
  17. Pérdida de influencia a nivel mundial
    La secesión de Cataluña de España y de la Unión Europea implicaría la salida inmediata de la Organización Mundial de Comercio, la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el resto de organismos supranacionales a los que pertenece nuestro país. Cataluña dejaría de tener representación en el Parlamento Europeo -donde actualmente cuenta con tres eurodiputados, Ramon Tremosa y Salvador Sedó (CiU), Raül Romeva (ICV) y Ana Miranda (BNG, en representación de ERC)-, uno de los órganos legisladores más poderosos del mundo.

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