En 1.961 el presidente del SETI, Frank Drake, desarrolló una ecuación para calcular la probabilidad de contactar con otras civilizaciones de la Vía Láctea. Tuvo en cuenta factores astronómicos, biológicos y tecnológicos. Su fórmula es:
N = R* x Fp x Ne x Fl x Fi x Fc x L.
R* es el número de estrellas que nacen en nuestra galaxia cada año. Sólo cuentan las que viven el tiempo suficiente para poder desarrollar vida. Se excluyen las gigantes, pues consumen su combustible rápidamente y mueren pronto. Tampoco cuentan las enanas de masa muy baja, ya que no suelen generar zonas habitables. Son unos 200.000 millones de estrellas al año.
Fp es la fracción de esas estrellas con planetas. Es frecuente que una estrella tenga planetas en órbita. Pongamos entre 100 y 150.000 millones de estrellas. Los planetas se forman por acumulación de elementos pesados. Cerca del disco galáctico hay más elementos pesados y más planetas, pero también más supernovas que comprometen su supervivencia. Lejos del disco el número de planetas es menor, pero sus probabilidades de supervivencia aumentan. El número de estrellas con planetas en la zona óptima del disco galáctico se reduce a 25.000 millones.
Ne es el número de planetas situados en la ecosfera, esto es, en la zona óptima para la vida. Es donde puede haber agua líquida, elemento básico para la vida. Se descartan los planetas gaseosos. Suponemos que sólo puede existir vida en los planetas rocosos, aunque podemos estar equivocados. Son 10.000 millones de planetas en torno a 5.000 millones de estrellas.
Fl es la fracción de estos planetas que pueden desarrollar vida. Donde hay cantidad suficiente de materia orgánica, carbono, agua líquida y fuentes de energía para la vida. La cifra se reduce a 25 millones de planetas.
Fi es la fracción de planetas donde evoluciona la vida inteligente. Y Fc los planetas donde la vida inteligente alcanza un desarrollo tecnológico que permita la comunicación interestelar. Son los datos más difíciles de predecir, pues son meras especulaciones. Se cree que, una vez que la vida aparece, su evolución es inevitable. Aunque puede que no. O puede que, aun siendo así, no evolucione tecnológicamente igual que nosotros. Estimando un promedio del 1%, quedan 250.000 planetas.
L es la persistencia. Es decir, el tiempo que una civilización con ese nivel tecnológico sobrevive. Las civilizaciones nacen, sobreviven durante un breve período cósmico y se extinguen. La probabilidad de que dos civilizaciones coincidan en el tiempo es muy pequeña. Y aunque coincidan, las distancias interestelares son tan grandes, que la probabilidad de comunicación durante su existencia es casi nula.
N es el resultado final. Siendo optimistas, la probabilidad de contactar con otras civilizaciones de la Vía Láctea no llega a cien. En el peor de los casos, N=1. Estaríamos solos en nuestra galaxia. Puede que existan o hayan existido muchas otras civilizaciones en otras galaxias o en la nuestra. O tal vez seamos los primeros. Estemos solos o no, la probabilidad de contactar con otras civilizaciones extraterrestres es prácticamente nula.
Drake fue uno de los pioneros del Intituto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligente), que lleva mas de medio siglo a la espera de una señal de otros mundos sin que por el momento haya obtenido ningún resultado. Tan pobre recuento obligó al centro a paralizar su trabajo en 2010, tarea que recuperó tres años después gracias a una campaña de donaciones. Los más esperanzados aducen que es posible que nuestros amigos del espacio utilicen otra frecuencia para comunicarse, o que estén tan lejos que aún no hayan recibido nuestras emisiones. El SETI dice que el esperado saludo puede ocurrir en dos décadas.
Drake fue uno de los pioneros del Intituto SETI (Search for Extra Terrestrial Intelligente), que lleva mas de medio siglo a la espera de una señal de otros mundos sin que por el momento haya obtenido ningún resultado. Tan pobre recuento obligó al centro a paralizar su trabajo en 2010, tarea que recuperó tres años después gracias a una campaña de donaciones. Los más esperanzados aducen que es posible que nuestros amigos del espacio utilicen otra frecuencia para comunicarse, o que estén tan lejos que aún no hayan recibido nuestras emisiones. El SETI dice que el esperado saludo puede ocurrir en dos décadas.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.